Si hablamos mucho criticando y prejuzgando las palabras y acciones de otras personas, es porque a aquellas personas les estamos dando un inmenso poder en nuestra mente y en las mentes de quienes nos escuchan criticar. Es decir, que si no podemos quitarnos de la mente lo que dicen y hacen otras personas, es porque verdaderamente son muy poderosas en nuestra vida.
Moraleja: En boca cerrada no entran moscas.
Si verdaderamente aquellas personas están equivocadas, reflexionemos en silencio y caso cerrado. Es preferible ser cautos y reflexivos. No demostremos abiertamente nuestras debilidades haciéndonos parte de las debilidades de los otros.
Es preferible hablar enalteciendo las buenas palabras y acciones de las otras personas, porque eso sí, enaltece nuestro espíritu…
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